martes, 6 de abril de 2010

MENSAJE PARA EL TIEMPO PASCUAL...

En su mensaje de Pascua del Domingo de Resurrección, el Papa Benedicto XVI nos envió el siguiente saludo: Queridos hermanos y hermanas, Jesús, crucificado y resucitado, nos repite hoy este anuncio gozoso: “He resucitado, estoy siempre contigo ¡Aleluya!”.


Con ello nos invita a no perder la presencia de Dios en nuestras vidas, sino a procurar encontrarlo en el quehacer diario.


Anteriormente, el Papa, recordando a San Agustín, decía que este santo escribió un libro importante llamado “La Ciudad de Dios”. Lo escribió cuando habían invadido Roma y muchos se preguntaban por qué Dios no los había ayudado. El Santo responde que el Reino de Dios no es de este mundo. Es decir, las guerras, desastres o dolores no significan que Dios nos abandona. El mal no es introducido al mundo por Dios, sino por el hombre libre que no obra según el querer de Dios. Sin embargo, Dios no nos abandona y su Providencia sabe cuándo y cómo actuar.


A continuación, un relato nos ayudará a reflexionar al respecto.


Se cuenta que una vez un hombre, era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre ingresó a una cueva la cual se subdividía, a su vez, en varias. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que el se encontraba.


Al sentirse atrapado, elevó desesperado una plegaria a Dios, de la siguiente manera: "Dios todopoderoso, haz que dos ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme". En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que él se encontraba, y vio que apareció una arañita.


La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado: "Señor te pedí ángeles, no una araña." Y continuó: "Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme". Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observo a la arañita tejiendo la telaraña. Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y este quedó aterrado esperando su muerte.


Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva que se encontraba el hombre, ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se escuchó que uno de ellos decía: “Vamos, entremos a esta cueva”. Pero otro de ellos le contestó: “No. No ves que hasta hay telarañas. Se ve que nadie ha entrado en esta cueva por años. Sigamos buscando en las demás cuevas.”


En ocasiones esperamos que la respuesta de Dios sea según nuestro pobre pensar, olvidándonos de que Dios es infinitamente más sabio y poderoso. Pensemos cómo es nuestra oración al Señor.


El Papa nos exhorta a sentirnos en presencia de Dios: “Que nadie cierre el corazón a la omnipotencia de este amor redentor. Jesucristo ha muerto y resucitado por todos: ¡Él es nuestra esperanza! Esperanza verdadera para cada ser humano. Hoy… Jesús resucitado nos envía también a todas partes como testigos de su esperanza y nos garantiza: Yo estoy siempre con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,20).

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