viernes, 14 de septiembre de 2012

EXCELENTE MOTIVACIÓN...

Esta mañana el estudiante Héctor J. Saballos Z. de noveno año nos maravillo con una bella motivación que el mismo escribió para recordarnos el valor de ser costarricenses y la belleza de la tierra en que vivimos. Es por esto que queremos compartirles este ensayo para la reflexión de toda la Comunidad Educativa:

Costa Rica, mi Patria querida...

Estoy aquí frente a ustedes, no con el escepticismo de un pesimista, no con el espíritu agobiado por las críticas negativas que ensucian la nación que cada día pisamos para alcanzar un ideal personal. Quiero pedirles un favor, quiero que escuchen, pues se me ha dado la oportunidad de alzar mi voz junto a los cantos patrios y los bailes tan queridos.

Se escucha el sonido de la pólvora, la cimarrona como un arte que va más allá de los oídos; percibo la elegancia y la simpleza con la que se mueven las mascaradas cerca del aquel puestito cuyas ollas son una galería de olores, una fiesta de sabores. Veo mi hogar decorado con mucho esmero y color; con aquellas cinco franjas que resumen la historia de este pueblo tan alegre, tan vivaz, tan insigne y llena de devoción. Es bonito y un tanto melancólico, recordar esta época del año en la que a más de uno se le sale el patriotismo; ya sea porque obedece a la tradición, porque se lo inculcaron de chiquitillo, o porque le sigue la corriente a esos que llamamos "bombetas", a esos valientes que demuestran lo suyo sin ninguna pena.

La verdad me gustaría pensar que el sentido de pertenencia que cada tico saca a colación cuando hablan bien de su país, es un reflejo que manifiesta su orgullo, uno que no se desvanece luego del 15 de setiembre. Lo que sí es evidente, es que el tener, el poseer, el desear más, y "rajar" que tenemos, recalca en cada uno un desapego a ese espíritu sencillo que pide razonar.

Tampoco les negaré, que los medios no difunden estos ideales que impulsan la necedad, de alzar la cabeza por encima de los demás. "Informan" los acontecimientos que ocurren día con día en el país, pero honestamente creo que se esfuerzan por ser amarillistas. ¡Claro! La excepción es la Selección Nacional. Está bien ver los errores y aprender del golpazo, pero con medida y solución. Es tan triste ver como degradan nuestra sociedad al punto que da lástima decir que soy tico.

¡Y es que somos ticos! Nacimos por un encuentro, uno que marcó la historia de la humanidad. No fuimos nosotros, pero algo de la valentía que los campesinos recogieron para reclamar su libertad, algo de eso se nos pegó. Cuando aquel hombre se levantó y dijo: ¡Compatriotas, a las armas! Nada les dolió para marchar hacia la guerra. Desde entonces hemos estado en manos de dirigentes, unos buenos, otros no tanto; pero que la falta de carácter de unos cuantos, no reprima el nuestro. Este pedacito de tierra, aquí tan lindo y modesto como lo ven, es la cuna de mucha gente diferente, diferente a los goces europeos, distinta a las potencias americanas. En vano es el sueño que manifiesta el deseo de pertenecer a otra cultura, a otra nación. ¿Nunca han sentido el cariño de estos hombres y mujeres costarricenses? ¿Qué nunca han conocido la humildad de esta gente tan buena, tan querida? Ese calor y agrado al encontrarse con un tico, es una obra de arte que lleva años perfeccionar. El patriotismo es una cualidad de los que realmente aman su país, es una virtud de los valientes que buscan vivir.

Cuan desdichado es el hombre exiliado, qué angustia debe de acumulársele por dentro, el no poder caminar por este suelo tan fértil, tan lleno de vida.

Ahora que entienden, puedo pedirles el favor. No piensen en setiembre como el mes de cantar himnos y aburrirnos en los actos cívicos. Al contrario de lo que dicen los libros de Cívica, yo pienso que deberían ser para reírnos un rato, disfrutar de nuestro acervo cultural y sentir ese aire de patria que nos inunda el alma.

Doy las gracias por haber escuchado este intento de ensayo; gracias porque me han enseñado que pertenezco a una familia muy grande, muy bella y muy tica; a una que es la tierna Costa Rica. ¡Pura vida!

Héctor J. Saballos Z., Noveno Año

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